lunes, 15 de agosto de 2011

Farsantes defensores de los pobres

Horizonte ciudadano

Farsantes defensores de los pobres

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Cuando los ricos se hacen la guerra,
son los pobres los que mueren.
Jean Paul Sartre

¿Quién genera a los pobres en este país y quién realmente produce más? Recientemente asistimos a una guerra de acusaciones entre los dirigentes del PRI y los del PAN a causa de que el presidente nacional del PRI lanzó hacia los panistas un discurso tan espectacular como provocador.

El profesor Humberto Moreira sostiene que los dos gobiernos panistas de la última década han generado cinco pobres por minuto y así, seguro de que los panistas no se quedarían callados, los arrastró a la parcela del absurdo, y es que Moreira no ignora que si algo comparten los dos partidos es la vergonzosa situación de que en este país lo que sobran son pobres por millones.

El sólo hecho de plantear así el tema de la pobreza es una burla, una ofensa para los mexicanos y supone un gran cinismo, cuando más de la mitad de la población sufre los errores de las decisiones acordadas por ambos partidos políticos, cómplices de un modelo económico voraz que ha existido por muchos años: el neoliberalismo.

Al usar a los pobres para golpear al adversario político, en medio de esta guerra de acusaciones, en realidad tanto el PRI como el PAN quieren disfrazar la responsabilidad que tienen por mantener el mismo modelo económico, que al mismo tiempo que genera más pobres, concentra la riqueza en diez personas, las cuales aparecen en la lista de los hombres más ricos del mundo, encabezados por Carlos Slim, quien cuenta con una fortuna de más de 80 mil millones de dólares.

La mayoría de los mexicanos tenemos muy claro que los líderes de ambos partidos, así como los respectivos presidentes surgidos de sus filas, son culpables de generar una situación apremiante para más de 50 millones de mexicanos que viven en pobreza, de los cuales 12 se encuentran en extrema pobreza.

Priístas y panistas han tramado su juego para beneficiar a sus propios intereses de grupo, desentendiéndose de la falta de espacios para los jóvenes que ingresan al mercado del desempleo y que son atraídos por el crimen organizado que les ofrece el trabajo y el dinero que no pueden obtener de manera legal.

Los gobiernos de los dos partidos son responsables del abandono del campo y de la migración de millones de hombres y mujeres hacia Norteamérica, que dejan atrás sus tierras y sus familias buscando trabajo y recursos para ganar el sustento; igual los dos partidos reproducen el mismo sistema de corrupción e impunidad que nos arrastra al crecimiento del crimen organizado y la violencia que hoy se vive en este país.

Poco ayuda a la transición política un debate como el que plantea el dirigente del PRI, porque ninguno de los dos partidos puede desligarse de la enorme responsabilidad que tienen sobre la pobreza que lacera a millones de mexicanos.

Lo que los ciudadanos comprobamos fehacientemente es la crisis profunda del sistema de partidos, la enorme distancia que éstos -a los que la ley denomina “entidades de interés público”- mantienen de la ciudadanía, su falta de representatividad social y el escaso interés que tienen por resolver las dificultades sociales, porque para ellos la pobreza no es más que un instrumento de golpeteo recíproco en su retórica electoral.

Desafortunadamente, no hemos tenido en los últimos años ningún cambio concreto que nos permita pensar en un aumento del potencial de la economía mexicana para crecer.

Recordemos tan sólo unas cuantas cifras: entre 2000 y 2010, el crecimiento del PIB en términos reales fue de 1.6 por ciento anual en promedio. El PIB per cápita, sobre la base de los datos del Censo, creció apenas en 0.2 por ciento, lo que significa de facto un estancamiento.

Pero no piense usted que se trata de un desempeño sólo de los gobiernos panistas. Estas mismas cifras, para el periodo 1990-2000, son de 2.5 por ciento para el crecimiento promedio anual y de 0.9 por ciento para el PIB per cápita, lo que no representa ninguna diferencia esencial respecto a los últimos 10 años.

En realidad, mucho de lo que sucedió tras 1990 derivó de vicios del crecimiento previo y de la falta de capacidad de los líderes políticos, de cualquier color y signo, por lo que todo parece indicar que no se trata sólo de un cambio de gerencia, sino de la estrategia económica y social.

La frivolidad que caracteriza al presidente del PRI, el profesor Moreira, exhibe una profunda falta de respeto hacia la tragedia que viven millones de mexicanos, analizándola como “una cosa” que puede ser medida, cada día, hora y minuto; la demagogia del profesor no tiene remedio, la padeció Coahuila durante 5 años y ahora la reproduce a nivel nacional.

Los priístas aplastarán al PAN en 2012, dijo Rubén Moreira el pasado lunes. Sí, pobre México en manos del PRI, y tan lejos de la democracia.



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