sábado, 18 de octubre de 2008

Lopezobradorismo y Calderonismo

SOBREAVISO

René Delgado 18 Oct. 08

Falta por ver el desenlace de la reforma petrolera pero, por lo pronto, Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores se encuentran en el umbral de importantes decisiones.
Tan accidentada es la circunstancia nacional que, en su último desarrollo, las posiciones del calderonismo y el lopezobradorismo se han acercado. No mucho, pero se han acercado. Es difícil suponer desde luego que una u otra corriente o ambas reconozcan ese hecho, sin embargo, la realidad es ésa.
Los accidentes y el azar políticos -factores poco considerados por los poderosos (Andrés Manuel es uno de ellos)- han jugado sus cartas y, quiérase que no, han provocado la aproximación de esas dos corrientes.Claro, puede ser que un nuevo giro los aleje, pero hoy están más cerca que antes. ¿Qué hará el lopezobradorismo con su movimiento y su fuerza, cómo terminará por relacionarse con el gobierno? ¿Hará rendir su capital político?...
Dicho en breve, Andrés Manuel López Obrador estableció tres condiciones para pensar en un modo distinto de relacionarse con el gobierno. Uno, un cambio en la política económica; dos, la no privatización de la industria petrolera; y, tres, el relevo del conjunto del gabinete de seguridad.
Por la razón que se quiera, sin querer o adrede, voluntaria o accidentalmente, a su pesar o con gusto, el calderonismo ha venido dando satisfacción a esas demandas.... El Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo escapa a la ortodoxia económica que se daba por religiosa en la administración.
El presidente Felipe Calderón escapó a la idea de aplicar una política económica sellada por la restricción en el gasto y por los recortes, optando por una de corte anticíclico que, si bien cifra su éxito en la instrumentación, la operación y la velocidad, conceptualmente propone y pretende amortiguar socialmente el golpe económico que se viene encima.
No está claro si esa decisión fue o no producto de un "sentimiento de traición" ante los grandes capitales que sienten como de su propiedad al actual gobierno, pero lo cierto es que ese programa del calderonismo está más cerca del lopezobradorismo que del neoliberalismo acendrado.
Quizá por eso el discurso de Andrés Manuel López Obrador del miércoles pasado, pronunciado en el Hemiciclo a Juárez, si bien contiene las connaturales descalificaciones al gobierno y a "los delincuentes de cuello blanco", no hace presa de su furia al Programa.En su parte medular, la crítica lopezobradorista cuestiona el retraso en la adopción del Programa pero muy lejos está de satanizar su contenido. López Obrador pregunta: "¿Por qué hasta ahora? ¿Qué estuvo haciendo Calderón en todo este tiempo?".
Asegura que "se han perdido dos años", pero evita descalificarlo.A ese Programa, desde la plataforma lopezobradorista, le falta apretar el cinturón en el gasto corriente pero, en el fondo, satisface la demanda del movimiento liderado por el tabasqueño.... En cuanto a la reforma petrolera, este fin de semana y particularmente la próxima semana permitirán saber en qué queda ese proyecto.
Cualquiera que sea el resultado, esa reforma no será la propuesta por el presidente Felipe Calderón. En buena medida, la pretensión original fue acotada hasta transformarla por el lopezobradorismo y aprovechada con inteligencia por el priismo.
Hay todavía, desde luego, quienes se escandalizan y ruborizan porque la resistencia llegó al extremo de tomar la tribuna parlamentaria y obligó a abrir el debate que se quería reducir a un conciliábulo, pero esas acciones, de mal gusto político, llevaron a abrir un asunto del mayor interés nacional.
Falta por ver, es preciso insistir, el desenlace de esa reforma. Sin duda, se verán de nuevo gritos y sombrerazos, calificativos fuertes, pero es sintomático que, al menos, el miércoles pasado, López Obrador no haya llamado a tomar la tribuna o cercar el recinto parlamentario. Mañana habrá de nuevo una asamblea informativa que correrá en paralelo a la dictaminación final del conjunto de las reformas supuestas en el paquete petrolero y si, en ese tramo así como en la discusión en el pleno del Senado, no se llega a la ruptura, el lopezobradorismo tendrá que reconocer el éxito de su resistencia y replantearse su actuación futura.Es obvio que la reforma petrolera no será la que el calderonismo pretendía, estará por verse si esa reforma es la que Petróleos Mexicanos requiere, pero si mantiene el rostro que ahora perfila, evidentemente la resistencia lopezobradorista tendrá que distenderse.... En el campo de la seguridad, López Obrador demanda el relevo de ese gabinete. Nada más y nada menos.
En ese renglón, es claro que el presidente Calderón no quiere emprender los cambios que la situación exige. Sin embargo, en cuestión de días, se darán a conocer dos nuevos nombramientos que, en principio, deben conducir a una mayor coordinación entre las distintas dependencias y cuerpos policiales que participan en el combate al crimen así como a una mejor comunicación de sus actividades. Por lo demás, es evidente que en la Procuraduría General de la República se relevó por completo al segundo nivel en línea, dejando como únicos sobrevivientes a aquel buen tribuno que fue Juan de Dios Castro y al mismísimo Eduardo Medina Mora.
Puede el lopezobradorismo aferrarse a la idea de que su demanda no acepta regateos y debe atenderse al 100 por ciento, pero esos nombramientos pueden imprimirle un giro importante a la política de seguridad y acotar el poder creciente del secretario Genaro García Luna.Cuestión de días para tener mayor claridad sobre ese punto que constituye el tercero del pliego lopezobradorista.... Ante esta nueva circunstancia y deseando que no haya sobresaltos o rupturas de último minuto, dos cuestiones obligan al lopezobradorismo a replantear el rumbo de su movimiento.
La primera tiene que ver con un fenómeno que, al parecer, afecta a los políticos exitosos: la incapacidad de reconocer su victoria y que, estando en el umbral del paso a la historia, se dan la media vuelta y despilfarran su propio triunfo. El subcomandante Marcos fue víctima de ese síndrome: luego de posicionar a los indios de México en la agenda nacional, no supo dar el siguiente paso y quedó confinado al olvido en Las Cañadas. Igual le ocurrió al ex presidente Vicente Fox que, después de lograr la alternancia, dilapidó la oportunidad de construir la alternativa. ¿Escapará López Obrador a ese síndrome? ¿Sabrán él y sus seguidores dar el siguiente paso, sin caer en la ufanía de convertir la resistencia en dogma? ¿Querrán hacer política y, por lo tanto, reconstituirse en opción de poder?La segunda es de mucha mayor trascendencia.
El presidente Felipe Calderón y el dirigente Andrés Manuel López Obrador pueden aceptarlo o no, pero hay un ingrediente que también los une: ambos son víctimas de los factores reales de poder que obtienen su beneficio de la confrontación entre el calderonismo y el lopezobradorismo y a costa del interés nacional. Pueden ambos negar en el discurso eso, pero no en los hechos.... Ojalá el lopezobradorismo reconozca su victoria y se plante en la escena como una alternativa de poder. Ojalá el calderonismo advierta la oportunidad de constituirse en gobierno. Correo electrónico:

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