Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán
Enríquez
¡Fango!
El destape de la cloaca en el
SNTE salpica fango en todas direcciones. Confieso que a mí me causó pasmo,
perturbación y hasta compasión ver a la poderosa maestra tras las rejas, ya sé
que es algo que muchos estuvimos esperando por mucho tiempo, pero verla
vencida, arrollada, vulnerable al extremo por el poder que antes la aduló, la
empoderó y la mimó es algo estrujante para cualquier ser humano que no sea
inmisericorde; pero aquí hay que ser “objetivos”, los sentimentalismos no caben
porque son inocultables los hechos delictivos, están a la vista.
Porque los que antes fueron
incondicionales de Gordillo hoy guardan discreta distancia, con cara de “yo no
fui, nada tengo que ver con ella”.
Mediante este “golpe” Enrique Peña Nieto pretende
legitimarse como en otro tiempo lo hiciera su sombra y mentor, Carlos Salinas de Gortari, y muchos
dicen, él si tiene pantalones. Lo que pasa es que ya sabemos la historia y esta
es la brecha para próximos actos autoritarios.
Entre los gobernadores convocados
por Peña Nieto para consensar el gordillazo estuvo Moreira II, clan involucrado
hasta la médula con la otrora emblemática maestra; por eso, en Vanguardia, James
muy bien retrata a Humberto Moreira hijo político de Gordillo, que desde su
placida estancia en España, becado por el SNTE, podría acudir en defensa de la defenestrada lideresa.
Se mencionó a Carlitos Moreira
como posible sucesor en la presidencia del SNTE de la señora Gordillo, lo cual
algunos dicen que fue un exceso coyuntural, pero ya sabemos que no, el que
obtuvo la rifa del tigre fue Juan Díaz de la Torre; quien arremetió contra los
medios de comunicación y advirtió que
publicarán desplegados en algunos diarios de circulación nacional para informar
sobre lo que ocurrió en su Consejo Nacional, con el fin de no ser
"rehenes" de quienes tienen un micrófono y una cámara, ¡ándale!,
adelante.
Revirando hacia lo que pudiera
suceder en la dirigencia del SNTE, todo
parece indicar que en el liderazgo de las cúpulas sindicales predominarán los
cómplices del gordillismo sin que haya cambio alguno, el letargo y el miedo a
la participación real de los profesores
puede hacer que la excelente oportunidad de que los docentes se deshagan de los
que han arruinado las secciones 5 y 38 en Coahuila y que han dilapidado el
patrimonio de todos, se esfume.
Pero volviendo al clan Moreira,
dicen muchos profesores de la Sección 38 que Carlitos obtuvo prestamos
millonarios de la Dirección de Pensiones (60 millones); la falta de
transparencia, de rendición de cuentas y las canonjías que los líderes del
Comité Ejecutivo Estatal detentan no hace dudar de que ese “rumor” sea cierto, pero
¿quién podrá investigar? Me temo que
nadie.
Por otro lado, esta semana supimos
que Humberto Moreira dio atole con el dedo a los coahuilenses, al Congreso
local y a los bancos ¿más?, a los que solicitó préstamos utilizando varias
veces los mismos decretos de autorización del Congreso, ya que entre 2006 y
2009, el Congreso local aprobó al menos tres autorizaciones de deuda, con las
que se conseguirían créditos por 6 mil 253 millones de pesos.
De manera que la Administración
de Humberto Moreira "recicló" en múltiples ocasiones los decretos y
obtuvo un total de 16 mil 756 millones de pesos, de manera que gran parte de esos recursos en realidad se
tramitaron sin aval del Poder Legislativo en el Estado a los que les vio la
cara; la prensa nacional difundió los detalles de las múltiples dentelladas del
inefable, autoexiliado y feliz profesor. Señor Peña Nieto, dice usted que nadie puede estar por encima
de la ley, ¿y por qué en Coahuila sí?
Por eso no extraña que en el
contexto nacional múltiples voces se hayan alzado pidiendo que Humberto Moreira
sea llevado a juicio y que Rubén
renuncie a la gubernatura ya que llegó al
Ejecutivo estatal para encubrir a su hermano, pero además se pide que se
investigue a Carlos.
Igualmente, la sociedad reclama
que a Carlos Romero Deschamps y a los demás falsos líderes sindicales se les
llame a cuentas. Señor Peña Nieto, usted afirmó en su mensaje a la nación que el dinero no es de los líderes,
sindicales, que los recursos pertenecen a sus agremiados no a sus dirigentes,
los mexicanos vemos exactamente lo contrario, el enriquecimiento ilícito ha
sido la norma de estos dirigentes, con la complacencia de los podres Ejecutivo,
Legislativo y Judicial.
Finalmente expreso mi solidaridad
al Siglo de Torreón y sus trabajadores y me sumo a la exigencia de que las
autoridades castiguen estos recurrentes atentados.
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