sábado, 16 de mayo de 2009

La SEP contra la filosofía

Severo Iglesias, Jorge Vázquez, Lourdes Ortiz,

Greta Trangay, Joaquín Ortiz, Josué Zalapa

y otros ciudadanos.

Mayo, 2009.


La Secretaría de Educación Pública, que ha sido reprobada en los últimos años por la UNESCO al no poder capacitar a los niños para la comprensión del lenguaje y matemáticas, pretende expulsar a la filosofía de los estudios de la educación media superior.


Escudada en las “aportaciones” de “autoridades” escolares de los gobiernos estaduales, en la ANUIES (Asociación de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior), en la UNAM, el IPN y el “consejo de especialistas de la SEP”, ha hecho circular la propuesta de una “Reforma Integral de la Educación Media Superior”. (Diario Oficial, Acuerdo 442. 26 de sept. 2008). La que será impuesta a las universidades “autónomas”, valiéndose del chantaje presupuestal y de la burocracia de la ANUIES.


Por lo pronto, salta a la vista la ignorancia de quienes la elaboraron. Después de casi cincuenta años de discusión sobre el problema, pues quien haya transitado por la vida universitaria activamente y quien haya participado en los intentos de reforma académica sabe que esto se discute desde los 50’s, ahora salen con un fiasco.


No es asunto de estas líneas discutir el planteamiento completo. Se circunscribe a ver lo relativo a la filosofía.


I. LA BARBARIE TOMA POSESION DE LA SEP

Una reforma educativa ajena a la vida social.


Baste hacer observar que, perdidos entre las estadísticas del cupo, la deserción y la eficiencia terminal, no muestran la intención de comprender al estudiante de prepa. Sólo buscan canalizar su mentalidad hacia los objetivos acordados en los escritorios.

Su signo es la barbarie que campea por corredores de la SEP. De hecho, tal proyecto se gestó durante la gestión de Reyes Tamez, que se graduó de porro en la escuela de biología de la UNL.

Las dos caras de los planes de estudio. Todo mundo sabe que el plan de estudios abierto se sigue formalmente en los trabajos escolares; pero otro plan, oculto, es la formación que el joven recibe según el trato, los fines, los modos de comportamiento, la ideología y las inclinaciones políticas o religiosas que la institución transmite. De este último la propuesta de la SEP no habla, pero se pondrá al descubierto más adelante.

Omiten que el joven de bachillerato acaba de atravesar por la etapa de maduración neurofisiológica, de la maduración sexual, la socialización de la conducta y el afianzamiento de la facultad intelectiva con el pensamiento hipotético-deductivo. Ahora cristalizan en él las propensiones a la vida socialmente efectiva, la maduración personal general, la independencia respecto a la familia y la búsqueda de una posición en la vida, el ingreso en la vida ciudadana y la maduración afectiva, con todo lo que cada rasgo implica.

Si la educación no responde a dicha condición, la educación será una imposición o el joven acabará largándose de las aulas. (O pretenderá convertirse en futbolista, como se ha detectado en algunas encuestas).

No ven de frente las condiciones sociales. Tampoco se habla de las condiciones de vida de los jóvenes de clase media y clase baja, que son la mayoría de los estudiantes que asisten a dicho nivel educativo.

No se trata nada sobre las bajas perspectivas del empleo profesional, sobre la ocupación que sólo aprovecha una mínima parte de lo aprendido debido a la dependencia de la planta productiva (según la SCHCP, el 84% de las empresas radicadas en México trabaja con insumos extranjeros), ni sobre las crisis actual de las profesiones.

No se dice nada sobre la vida consumista que ha demeritado el sentido de la vida en general, de la proliferación de la drogadicción y su efecto destructor sobre la vida juvenil, de la quiebra de la moralidad y los valores en una sociedad que se descompone junto con su economía y sus instituciones, de los efectos nocivos de la comunicación masiva, del impacto de la comunicación global sobre los hábitos preceptuales y conceptuales, de la ausencia de una cultura nacional con fuerza suficiente para resistir la invasión de las modas importadas, de los nuevos modos de organización del trabajo y el desfasamiento que ocasionan sobre la preparación universitaria y de la descomposición de la sociedad civil por efecto de las redes corporativas planetarias.

Y, sobre todo, se pasa por alto la necesidad de contar con un diagnóstico sobre los profesores del bachillerato y de la irresponsabilidad de la mayoría. (No sobre los grados académicos que les ponen como condición para obtener una plaza, por supuesto. Pues todo mundo sabe que éstos no significan nada).


Su propuesta: educación por competencias.


Parece que se busca implantar una educación ultraterrenal y de imponerla al joven, como siempre ha sucedido cuando las autoridades tratan estos asuntos. Se hacen encuestas con empresarios y con padres de familia, a quien nunca se consulta es al estudiante.

Sin tomar en cuenta nada de lo anterior, los reformadores se basan en las bagatelas del curriculum inventadas por los burócratas de la pedagogía (que, por ignorancia del latín, escriben “currículo”). Y desde su afán de control y manipulación, sintetizan su esquema en la impartición de: “competencias genéricas, conocimientos disciplinarios y formación profesional”.

Afanosa la SEP de servir a los organismos mundiales que controlan los países (así como el FMI, el BC, el BID y otros controlan la economía y la acción estatal de las naciones débiles), o incapaces de proponer algo que corresponda al bien de México, los “expertos” que plantean este proyecto se alinean a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) que desde hace décadas dicta las líneas de la educación superior. (Los mismos términos, tales como “flexibilidad” y “pertinencia” educativas, son imitados por los burócratas mexicanos).

De allí toman las competencias: “Una competencia –dice la OCDE- es más que conocimiento y habilidad. Implica la capacidad de responder a demandas complejas, utilizando y movilizando recursos psicosociales (incluyendo habilidades y actitudes) en un contexto particular.”

Resulta, por tanto, que las capacidades, a las que se omite su relación con la base de las aptitudes y las facultades, no son parte de la formación humana como un modo de existencia específico.

No parece tratarse de la reflexión, la abstracción, la inducción, el análisis, la síntesis, la observación, el cálculo de consecuencias, la valoración, la proyección, la intuición y otras capacidades, sino de recursos que se utilizan como simples medios para salir al paso en los problemas, pero sin generar un modo de ser social, humano, político, personal, etc.

Igual que la administración utiliza los recursos humanos, físicos y financieros para mantener el sistema en acción: a disposición plena, como cosas sin contenido ni vida propia.

Son los viejos trucos conductistas con otro nombre. Su utilitarismo es denunciado por las palabras que usan: no se responde a problemas, sino a “demandas”. No se piensa en un mundo social que tiene significado, que exige la intervención de la praxis, el pensamiento y el modo de ser humano profundos. Es cosa de estímulos y reacciones.

La burocracia de ANUIES va más allá. “La competencia es un conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas –dice-, tanto específicas como transversales, que debe reunir un titulado para satisfacer plenamente las exigencias sociales. Fomentar las competencias es un objetivo de los programas educativos.”

Se trata, entonces, de responder a las “exigencias sociales” que, desde hace décadas, la SEP ha identificado como las “necesidades de la planta productiva”: formar técnicos y profesionales a la medida de sus deseos. Que sepan vivir en la ambivalencia y la alienación: dóciles y eficientes, obedientes y creativos, sumisos y con iniciativa.

Pasan por alto las necesidades sociales generales, las nacionales y las humanas. Tales como: la soberanía alimentaria, la salud universal, la educación liberadora; la soberanía cultural, tecnológica y económica; la elevación de los modos de vida para superar el envilecimiento, la pasividad, la sumisión y el consumismo. Y, de manera especial, se desdeña la preparación para intervenir activamente en la protección de la vida terrestre, la recomposición de los sistemas energéticos y el restablecimiento del equilibrio del mundo humano con el planeta.

Le agrega las destrezas. Si las habilidades son las actividades que concretizan a las capacidades de acuerdo con las características de los medios y materiales, del saber y la eficiencia lograda en el trabajo, las destrezas son los movimientos que conjugan la unidad de tiempos y movimientos productivos (tal como Taylor lo haría con sus estudios que comparaban a la eficacia de un obrero con los movimientos de un mono).

La ANUIES, pues, piensa en términos del empresario atrasado de hace un siglo y no de la educación universitaria.


El verdadero significado de su proyecto.


La lógica de la preparación que propone el proyecto de la SEP, por tanto, no se levanta sobre la evolución y el estado histórico de la organización del saber, del avance de los métodos de investigación, de las formas del conocimiento, de las teorías y las técnicas. Como debiera corresponder a lo que sucede en las Casas del Saber.

Es sabido que ese estado ideal de la organización del pensamiento y el saber, cuya aspiración hizo suya la Universidad en sus orígenes, significaba fundar la república del saber.

Como república, constelaría alrededor de un centro: el ser humano, la vida nacional moderna y la vida pública que propiciaría la vida plena de las personas y la sociedad en general.

La organización y la división del saber sería libre, justa y armónica, respetando el contenido de cada ciencia. Educar en dicha república significaría formar ciudadanos del saber, con aptitud práxica para impulsar, enriquecer y generar aportaciones progresivas en su centro. Aún en el siglo XX, algunos universitarios mexicanos enarbolaban dicho espíritu.

La introducción de las profesiones en la universidad significó su dependencia de los poderes externos al saber. Estas giran alrededor de las funciones e instituciones sociales, que a su vez expresan a la organización de los negocios en el industrialismo.

Hacia el interior de las universidades, la organización pasó a ser el feudalismo de los grupos que se apropian de los laboratorios, departamentos y plazas. En una palabra: los centros de educación devinieron en departamentos laborales al servicio de los empresarios.

La república del saber fue privatizada. Es esa situación la que ANUIES representa.


El contenido de su plan.


Con esa orientación, la SEP propone un “marco curricular común” compuesto por: competencias, conocimiento disciplinar y formación profesional.


a. Las competencias. Incluyen: “autorregulación y cuidado de sí, comunicación, pensamiento crítico, aprendizaje autónomo, trabajo en equipo, competencias cívicas y éticas”.

Desde los 60’s fueron vistas las limitaciones de cada uno de estos “rollos” (según se expresaban los jóvenes de prepa en aquellos tiempos):

* Ante una sociedad que no tiene mucho que ofrecer a las nuevas generaciones, se busca que éstas se contengan en sus pretensiones (que se “autorregulen”, como un aparato cibernético); luego del rechazo general a la represión contra los estudiantes en los 60’s, se busca inocular en ellos la auto-represión.

* Se quiere que los jóvenes aprendan a comunicarse cuando el mundo actual no propicia la generación de pensamiento, de valores y de fines para comunicar. En pocas palabras: se busca que comuniquen sin tener qué comunicar. Por eso muchas formas de conducta “anormales” suplen al lenguaje y son incomprensibles para las viejas generaciones.

* Respecto al pensamiento crítico, para los sistemas educativos es una palabra vacía; para los profesores es la emisión de palabrería, a la que llaman “participación” o “educación activa”, cuando en realidad temen que se toquen los problemas medulares de nuestra época.

* El aprendizaje autónomo, que corresponde a la tesis de la autogestión académica del 68, supone la autodeterminación de la conciencia del estudiante en su posición social, histórica y respecto al trabajo, que cuente con métodos, formas de conocimiento, teorías y demás elementos que lo capacitan para guiarse por sí mismo.

La educación media superior está muy lejos de eso. La violencia del porrismo y los grupos retardatarios frenaron esos proyectos que comenzaron a florecer a inicios de los 70’s en la UNL.

Pero el problema no está sólo en autoaprender lo que otros escriben o dicen, sino en llegar a pensar con independencia y con las bases universales del pensamiento, que van más allá de las ciencias mismas, las que son particulares por definición.

* El trabajo en equipo no es sino el aprendizaje para la sumisión a los grupos de trabajo empresariales. Es un modo de simulación, donde unos trabajan y otros aprovechan.

* Las competencias cívicas y éticas, a juzgar por los catecismos morales que se enseñan a los niños en la educación elemental, son las prédicas neoliberales de la “tolerancia”, el “respeto”, la adaptación a las reglas establecidas, la adopción de la “democracia” alternativa, el marco “cívico”, la convivencia sin conflictos y sin cambiar el injusto estado de cosas.

Para nadie es un secreto que se trata de meter los policías políticos en la conciencia, con el fin de que las cosas no estallen. No de que la vida política se enriquezca con la participación consciente y respetuosa y con los fines nacionales y sociales que debe tener, más allá de la mera relación de convivencia.

Se trata, pues, de conductismo barato.


b. Las disciplinas. Lo que llaman “disciplinas” son una mezcla de ciencias positivas (biología, química y física), de ciencias formales (matemáticas), de conocimientos instrumentales (español y lengua extranjera). A ellas agregan pegotes como geografía natural (que seguramente repetirá los cursos que se llevan en primaria y secundaria al respecto), historia, geografía política, economía y política.

* Desaparecen, por tanto, como conocimientos generales y básicos, la cosmología, las literaturas y demás formaciones artísticas, el conocimiento del hombre (antropología, psicología, etología, etc.), el derecho como formación general básica para las sociedades modernas calificadas como “sociedades de derecho”, la ciencia social (sociología, demografía, urbanística, etc.), la vida de México y su historia.

El conocimiento de la tecnología y la civilización contemporánea, que todo mundo reconoce como generadora de un impacto gigantesco sobre la vida.

La lógica y los métodos de investigación, que son la vía para adquirir rigor conceptual y congruencia racional, tampoco figuran allí. La lógica silogística, la lógica dialéctica del devenir y la lógica matemática, junto con la teoría de juegos, la cibernética y la teoría de sistemas es la base de la informática y la programática contemporáneas; y sin ellas no se puede comprender el fondo verdadero de la tecnología actual.

En síntesis: la carga de saber que se propone es instrumental, es un mero medio para volverse eficiente, para adaptarse a la sociedad actual, para comportarse de acuerdo con lo esperado por las instituciones y los negocios.


El núcleo de la intriga: la filosofía apuñalada.

Pero, sobre todo, desaparece de ambos escenarios la filosofía, la ciencia madre del conocimiento en occidente.

Con su exclusión quedan fuera del alcance del estudiante el asunto de la reflexión como un modo de conocer el mundo y a sí mismo, la estética y el tratado de la belleza, la teoría del conocimiento, la epistemología y la verdad, la reflexión sobre el devenir de la humanidad y los fines de la vida humana, la concepción del hombre y la vida, la evolución del mundo y los valores.

Y, más allá del volumen de saber que la filosofía representa como una vía para enriquecer la vida humana, el conocimiento de los valores (la axiología) y de todo lo que es un fin en sí mismo es una aportación insustituible por otras ciencias.

De tal modo, la propuesta de la SEP significa que el joven sólo irá a obtener saber consumible, el que deberá desechar cuando sea obsolescente por el avance técnico, por los cambios en la organización del trabajo o cuado se le olvide por inútil.

La producción de saber, la autoconcepción, la generación de valores, la autodeterminación de la vida, la contribución a la vida nacional, al engrandecimiento de la humanidad y la historia, a la protección del planeta tierra, como escenarios y horizontes que alientan la vida del pensamiento, quedan fuera.

Esto no es nada nuevo, varias instituciones universitarias, entre ellas la UNL, que han estado en manos de mafias profesionales y de negocios desde los 70’s con la violencia y la imposición, valiéndose de rectores, directores y un profesorado servil, la desaparecieron del plan de estudios desde hace décadas.

Igual que muchos gobiernos estaduales desparecieron a la facultad de filosofía porque el pensamiento, la cultura y la razón les hacen daño.

Pero, atención, el proyecto de la SEP va más allá y se atreve a aclarar que se busca que las disciplinas “contribuyan a formar personas con capacidad de enfrentar las circunstancias del mundo actual.”

Podría haber dicho que se pretende contribuir a que cada estudiante se forme a sí mismo, pero ellos pretenden formarlo como si fuera de barro. Y podría decir que se busca contribuir a su formación como persona en la convivencia natural, como individuo en la vida civil y como ciudadano en la vida política, pero sería pedirles demasiado.

Los autores del proyecto no son capaces de pensar que la dimensión de la vida de cada quien no es unitaria; y porque se orienta en una triple vertiente se exige una praxis consciente y autodeterminada para transitar en ella.

Además, su comprensión de la vida social no llega lejos. Sólo alcanzan a pensar en las circunstancias. (De las cuales se sabe por el iluminismo que “el hombre es producto de sus circunstancias”, de Marx que “el hombre forma parte de ellas” y de Ortega que “yo soy yo y mi circunstancia”).

Desde Santo Tomás sabemos que las circunstancias son “lo que circunda”, lo inmediato (el qué, el cómo, el cuándo, el cuánto, el para qué).

Pero cuando un ser humano se enfrenta a ellas sin el conocimiento de las condiciones que son las relaciones, componentes y cimientos generales de una época (la economía mercantil y dineraria, el trabajo asalariado, el capital, el industrialismo, la sociedad de derecho, la república, la organización nacional, etc.) y sin el conocimiento de las situaciones (que son el cruce de las fuerzas sociales, económicas, políticas, tecnológicas y culturales principales en un momento determinado de la evolución de una nación), se enreda en la competencia, las jerarquías, los intereses, la burocracia, en la vida política, sentimental, emocional y moral, que acaban haciendo pedazos su vida por la incomprensión de que es víctima.

Si esa es la preparación que la universidad da al joven bachiller, de poco sirve. Le falta la comprensión, el amor al pensamiento, a la verdad y la belleza; le falta la comprensión de los fines propios y los de la vida común; le falta del compromiso que surge del debate y la argumentación racional; le falta el interés no utilitario, inspirado en los grandes principios de la libertad, la justicia y la dignidad; le faltan los valores intelectuales, de los cuales el principal es el conocimiento objetivo, superior al practicismo; le falta el compromiso con los mexicanos y con la nación mexicana, que sólo surgen del amor a la patria y al semejante.

Y todo esto que le falta tiene su suelo natal en la filosofía. Al amputar el saber universitario de esta parte fundamental, la educación del bachiller se vuelve estéril, de corto alcance y sin sentido.

Por eso es explicable el desgano, la indiferencia, la falta de diligencia e iniciativa del estudiante de hoy. Su conducta es perfectamente explicable dada la sociedad y la educación que recibe.


II. LA ALTA DIGNIDAD DE LA FILOSOFIA

No es necesario escudarse en las declaraciones de la UNESCO que, a pesar de la ola bárbara que asola a las escuelas de educación superior, sigue sosteniendo que la filosofía debe enseñarse en ellas. Las razones de ésta valen por sí mismas.


1. Contenido de la filosofía.

* La filosofía es una ciencia que cuenta con un campo de saber, métodos y sistemas propios; y, por tanto, tiene el mismo derecho que las demás ciencias a ocupar un lugar en los estudios superiores.

* Es una ciencia cuyo carácter es reflexivo, no técnico o fáctico, ejercido a través del examen con categorías, principios o fundamentos.

* A diferencia de las demás ciencias que se ocupan de campos particulares del saber, la filosofía tiene un contenido totalizador basado en las formas de pensar universales propias de la humanidad, puede ejercer la reflexión sobre todo lo existente y detectar el significado que cualquier objeto tiene para el hombre.

* Adicional a su carácter totalizador, la filosofía tiene campos temáticos propios, tales como: los valores morales, éticos, cívicos, estéticos e intelectuales; el saber lógico, la comprensión de la existencia humana, la cultura y la vida del espíritu (esto último significa que tiene un fin en sí misma); el pensamiento, junto con la praxis y el modo de existencia mediado con la ideación, que son aptitudes y características de la especie humana.

* Sus exámenes sobre la praxis como aptitud humana para constituir un mundo propio distinto al natural, contribuyen a clarificar el contenido de las demás formas de acción humana (la práctica, la técnica, la social, la cotidiana, la política, la civil, etc.)

* Por haber sido la “madre de las ciencias”, de la que se independizaron las ciencias particulares actuales, contiene en su acervo profundos problemas, reflexiones y respuestas que dan luz sobre el origen, la evaluación y la situación actual de las ciencias, el mundo y el saber en general.

* La filosofía ha inspirado y contribuido al surgimiento de las grandes formaciones socio-políticas, de las formas de vida civilizadas y de las concepciones del mundo que impregnan a la conciencia de las colectividades. Basta pensar en las grandes ideologías, en las concepciones del mundo, las grandes culturas y épocas políticas, para detectar esto.


2. Filosofía y situación actual.

* Los cambios económicos, sociales y políticos ligados a la globalización del mundo abren interrogantes sobre las formas de organización y los fines de las sociedades, las instituciones y las naciones; y estos cambios exigen un examen de profundidad sobre la historia y el futuro de la humanidad, donde la filosofía puede hacer importantes aportaciones.

* La revolución tecnológica actual tiene consecuencias sobre los materiales, la organización de la producción, la comunicación, el empleo y las actitudes generales de la población, que escapan a los enfoques particulares de las demás ciencias y caen en el campo del análisis filosófico.

* Todos estos problemas exigen una reflexión ordenada, responsable y rigurosa en la cual la filosofía, con sus formas de pensar, sus métodos e instrumentos conceptuales puede contribuir a su solución.

* El uso de los recursos y los sistemas energéticos están generando efectos nocivos sobre el planeta, y plantean el problema del destino de la especie humana y de la vida sobre la tierra. Lo cual exige la reflexión totalizadora responsable propia de la filosofía.

* Las transformaciones contemporáneas, además de los efectos sobre la sociedad exigen, con la filosofía, profundizar sobre el sentido de la vida y la dignidad humanas.

* Las formas de sentir, de pensar y de actuar están sufriendo grandes cambios que obligan a su profunda reflexión filosófica sobre su origen, evolución y futuro.

• La situación actual de las estructuras del derecho, la comunicación, la cultura, los valores, el comportamiento de los grandes centros de concentración urbana y la crisis de países enteros, requiere el análisis riguroso y objetivo del significado de las formas de convivencia humana generales. Asunto propio de la filosofía.

• La transformación del mundo actual ha puesto a debate la validez de las grandes corrientes de pensamiento vigentes durante el siglo XX; la filosofía está obligada a examinarlas e impulsar la generación del pensamiento del siglo XXI.

• En diversos foros internacionales, los representantes de diversos países, incluyendo a México, han hecho señalamientos sobre las necesidad de que, pensadores, artistas e intelectuales cumplan con su responsabilidad de proponer respuestas a los problemas generales de nuestras naciones. La filosofía figura en primera línea de dicha actividad.

* México requiere realizar grandes esfuerzos para salir del subdesarrollo teórico científico y ocupar el lugar que le corresponde en el contexto de las naciones; y la filosofía tiene en esa tarea empeñada gran parte de su finalidad.


3. Las razones de la filosofía.

Considerando que:

* La filosofía ha sido la inspiradora de los fines humanistas, nacionales, sociales y culturales que animan a la vida de la institución universitaria.

* Frente al especialismo profesional se requiere cada vez más la integración del saber en forma multidisciplinaria e interdisciplinaria; y la filosofía puede hacer grandes aportaciones metodológicas, lógicas y epistemológicas al respecto.

* La coordinación de la filosofía con las demás ciencias contribuye a elevar la calidad de los estudios y el ejercicio humanista de las profesiones en beneficio de México y los mexicanos.

• Los estudios humanistas en general y, particularmente, los relacionados con la deontología, son requeridos para un ejercicio profesional responsable; y en esto tiene que ver principalmente la filosofía.


4. Propuesta contra la SEP.

Para responder con un responsable sentido nacional, humano e intelectual al proyecto de la SEP de hacer desaparecer los estudios filosóficos de la educación media superior y superior, se propone:

· Implantar donde no lo haya o reforzar donde sea vigente, un curso de estudios filosóficos que conjugue la aspiración y el entusiasmo genuino con el saber efectivo que responda a los métodos, conceptos, categorías y teorías propias de la filosofía.

· Engrandecer la herencia del pensamiento universal contribuyendo a enriquecer el pensamiento mexicano y las aportaciones nuestras a la filosofía mundial.

· Impulsar el saber autoformativo, relativo a las formas de pensar, sobre una sólida base informativa; para perfeccionar las aptitudes, facultades, capacidades y habilidades de las nuevas generaciones.

· Respetar y perfeccionar la libertad de posiciones, sin sesgos ni prejuicios; sostenida por los fundamentos y argumentos validados, como la condición que exige el saber responsable para cumplir con el principio de la universalidad del pensamiento.

• Superar las modas y las opiniones vulgares que invaden con frecuencia a las humanidades, con la búsqueda de los principios de validez cimentados en el respeto a la verdad, el valor moral, ético, cívico, estético e intelectual, la belleza y la vida humanas.

• Superar la enseñanza doctrinaria y el escepticismo, con la educación universal, que persiga a la vez el análisis y soluciones para servir a la humanidad y a México.

• Llevar a cabo estudios filosóficos que examinen, evalúen y aprovechen la sabiduría depositada en la historia del pensamiento humanista, para dar luz a los problemas de nuestro tiempo.

Mayo, 2009.

No hay comentarios: