viernes, 9 de mayo de 2008

La situación de la mujer


Carlos Manuel Valdés / La situación de la mujer
Publicado en Palabra del Grupo Reforma
04-May-2008

Esta semana tuvo lugar un congreso, el primero del norte mexicano sobre la perspectiva de género. Un grupo de mujeres se lanzó a organizarlo y tuvo una acogida maravillosa, pues participaron instituciones de diversos signos de todo el País. Lo primero que aclararon es que debe superarse el manejo reivindicativo que se ha dado a esa lucha, reflexión e investigación. El feminismo puro, iniciado en la Francia de la posguerra, ya dio de sí. Ahora de lo que se trata es de atacar el problema de la injusticia, la desigualdad, el menosprecio de los diferentes, la intolerancia.

Hace ya varias décadas que Isabel Larguía publicó un libro sobre la liberación de la mujer que además de ser interesante era muy propositivo y autocrítico. Como lo traigo perdido intentaré recordar algunas páginas. Estudiaba la situación de la mujer en los Estados Unidos y la Unión Soviética y mostraba que en ambas estructuras económicas, el capitalismo y el comunismo, sus mujeres eran igualmente desfavorecidas. Resultaba interesante la comparación porque en ese tiempo todo mundo hubiese apostado a que en uno u otro sistema, según su compromiso ideológico, se respetaba o se maltrataba más a las mujeres. ¡Nada, en ambos se las maltrataba de manera sutil!

Traigo a cuento otra vieja lectura: las sufragistas, esas señoras norteamericanas tan claras, decididas, emprendedoras, luchadoras... se enfrentaban a sus maridos de Boston y Nueva York primero y luego a la Policía nada más porque querían votar, deseaban participar. Su lucha se coronó con un triunfo que luego influenciaría a otras mujeres y a otros países. Pero (esos peros siempre inoportunos) algunas de estas damas, tras enfrentar la represión, golpeadas y sudorosas, llegaban a casa gritando y humillando (casi pateando) a sus sirvientas negras (¡ay de la incongruencia humana!). Así que, parodiando a Orwell, estableceríamos que "todas las mujeres somos iguales pero algunas somos más iguales que otras". Este torpe ejemplo de mujeres espléndidas, porque lo fueron, continuó dándose por décadas y lo curioso es que casi nadie, ni las mujeres, parecían darse cuenta de la contradicción. Acabamos de ver a nuestro eximio ex Rector de Veracruz y ahora Senador de la República, Dante Delgado, diciéndoles a las Senadoras que ellas no deberían tratar ciertos temas que son de hombres. Nada más esto faltaba. Y, sin ir muy lejos, le pregunto, amable lector, ¿cuántas veces escuchó hablar a la Comandante Ramona? Yo una sola vez y su discurso, que se lo habían escrito, duró dos minutos. ¿Cuántas peroratas cree que se ha largado el Subcomandante Marcos?, ¿dos, tres, cuatro mil? Sabemos que Ramona era Comandante, es decir que estaba jerárquicamente arriba de Marcos, pero (otro pero) era india y mujer (ya murió) mientras que el Sub es blanco, macho, intelectual y pequeño burgués.

Por razones como las anteriores la perspectiva de liberar a la mujer así, en el aire, de manera ideologizada, en el papel... dejó de ser un ideal coherente. Ahora se intenta luchar por la justicia. Las mujeres, esto es evidente, tienen muchos problemas, son peor pagadas que los varones haciendo un trabajo semejante, tienen doble jornada, reciben humillaciones por su sexo, son objeto de presiones indecorosas. Pero (¿otro?) no están solas en su maltrato. Van con ellas, junto a ellas, brazo con brazo, los niños, los minusválidos, los ancianos, los indígenas, los homosexuales. Entonces, era fácil que se tuvieran que llegar a replantear las tácticas y estrategias de lucha. Simone de Beauvoir, gran señora, gran escritora, cuyos libros feministas fueron necesarios, ya se murió. Ahora es necesario reflexionar desde nuestros días, nuestros problemas, nuestro País, nuestras injusticias y dar todo lo que podamos por transformar esta sociedad tan siniestra que es antimujer, antiniño, antidébiles, antimigrantes.

¡Bien por las organizadoras de un congreso tan especial, tan práctico y a la vez profundo: Alma Rosa, María del Rosario, Rosa Esther, Hortensia¡, ¡bien por la Universidad Autónoma de Coahuila!




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