No todo se mueve
Rosa Esther Beltrán
Enríquez
El leitmotiv o idea central del discurso de Enrique Peña Nieto en toda
la argumentación de su mensaje de ayer fue, “estamos moviendo a México”; se
trató de un suceso cargado de triunfalismo y reverencia en el que revivió el
aplausómetro, en cada pausa los aplausos emanaban, y a veces hasta el mismo
Presidente aplaudía. Peña Nieto repasó en su mensaje los 5 ejes que ofreció al
inicio de su administración que serían la guía de su gobierno.
Lo que más importa a los mexicanos es que la economía crezca, pero ésta
va cuesta abajo: en 2013 el crecimiento fue de
apenas 1.06 % en términos reales; en 2014 se está repitiendo la misma
dinámica, cuando el pronóstico era de 3.9% bajó a un 2.7%. Siendo candidato Peña
Nieto prometió un crecimiento “de por lo menos 3 veces el mediocre crecimiento
de los últimos años” –aludiendo a los 2 sexenios panistas- entramos ya al
último cuatrimestre del año así que su promesa quedará en nada.
La secuela obligada del estancamiento económico es el desempleo, según
indican datos del IMSS, entre diciembre de 2012 y julio de 2014, se crearon
cerca de 904 mil nuevos empleos formales, muy por debajo del millón de empleos
anuales que como candidato presidencial, Peña Nieto reconoció como una necesidad para el país.
En la historia de México de los siglos 20 y 21 la política social, en
la que entra la Cruzada contra el Hambre, sólo ha perpetuado la política
asistencialista, todos los programas sociales tienen esa orientación que no
alcanza a convertirse en política de Estado que erradique la pobreza, la
desigualdad social ni la de la distribución del ingreso. De ahí México no se
mueve.
El combate a la corrupción fue el primero de los 266 compromisos que
Peña Nieto firmó ante notario público como candidato presidencial, fue también el
tema principal de las primeras dos iniciativas formales que envió al Congreso
como Presidente electo, no obstante es una promesa olvidada porque es la agenda
que menos avances tiene en este gobierno a pesar de que al firmar el Pacto por México se comprometió
a crear una Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), establecer un órgano que
vigile los contratos de publicidad entre el gobierno y los medios de
comunicación y otorgar más facultades al Instituto Federal de Acceso a la
Información y Protección de Datos, de éstas sólo la tercera se ha cumplido, la
primera está en la congeladora de la Cámara baja y la segunda ha sido ignorada.
Siendo Presidente electo Peña
Nieto propuso al Congreso la extinción
de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la creación de una CNA que
contara con autonomía y facultades para prevenir, investigar y sancionar
administrativamente los actos de corrupción cometidos por funcionarios de los
tres órdenes y niveles de gobierno, así como de particulares; también propuso crear
un Consejo Nacional para la Ética Pública, un organismo ciudadano que
desarrollaría acciones de mitigación y de coordinación de las instancias
encargadas de prevenir y combatir la corrupción en el país, describiéndola como
un mal que debía ser atacado urgentemente, pero nada se hizo. La SFP es
una secretaría desmantelada a cargo de
un encargado de despacho y al no poder crearse la CNA se estableció la Fiscalía
Especializada en Materia de Delitos Relacionados con Hechos de Corrupción que
depende de la PGR, que hasta el momento es inoperante. De ahí México no se
mueve.
Lo que si se mueve como avalancha es el
gasto en la autopromoción de Peña Nieto, de manera que en dos años
gastará más de 9 mil millones de pesos,
a pesar de que en el Pacto por México se comprometió a: “se creará una
instancia ciudadana y autónoma que supervise la contratación de publicidad de
todos los niveles de gobierno para transparentar y racionalizar los recursos
que el Estado invierte en publicidad y medios de comunicación”, Peña no cumple
y está violando el Artículo 134 constitucional.
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