lunes, 5 de mayo de 2014

El grito del hambre y la libertad

El grito del hambre y la libertad

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Su baluarte es la esperanza, su bastión es la valentía, ellos son mensajeros de la paz en busca de la justicia, su lucha es por una vida digna, por su derecho al trabajo; la Caravana del Viacrucis de Migrante integrada por más de mil peregrinos en su inicio, entre ellos  mujeres y  niños permaneció cerca de 24 horas en nuestra ciudad.

La caravana se organizó y se puso en marcha para  acabar con las agresiones y abusos de los que son objeto los migrantes al cruzar por México, su propósito es lograr que el gobierno de este país instaure políticas públicas que garanticen sus derechos humanos, el libre tránsito y su seguridad.

Los defensores de derechos humanos, encabezados por fray Raúl Vera y  el asesor de la Casa del Migrante, el padre Pedro Pantoja y un grupo de migrantes se entrevistaron con el gobernador  Rubén Moreira, quien ofreció construir casas de apoyo a lo largo del estado y 2 comedores para atender a los centroamericanos así como a los deportados durante su tránsito por  Coahuila.

Los migrantes que integraron la Caravana, después de la entrevista con el gobernador, partieron a Reynosa en 16 unidades de transporte. En el tránsito de los centroamericanos, no deja de extrañar la ausencia y el silencio de los gobiernos de Guatemala, Honduras y  El Salvador entre otros, países que expulsan a su población a causa de la hambruna, la falta de trabajo y la miseria a la que son condenados sus habitantes, quienes se ven obligados a emigrar pero estas autoridades reciben de manera inconsecuente las remesas y en nada se preocupan por promover el bienestar de sus pobladores.

Cabe destacar que al menos, el gobierno federal otorgó a los migrantes de la Caravana una visa u  “oficio de salida”  con vigencia de 30 días para el caso de que decidan retornar a sus países de origen o bien tomar otras rutas.

Sin protección, y expuestos a toda clase de abusos por parte de delincuentes y de los falsos servidores públicos -los que con acciones u omisiones- someten a indescriptibles atropellos y agresiones a las personas que transitan sin los documentos  migratorios, requisito que en las leyes vigentes apenas es considerado como una falta administrativa y que por tanto no debería de ser criminalizada.

La solidaridad y la empatía de los saltillenses para con la Caravana Vía Crucis del Migrante  se hizo presente, hospedaje, alimentos, agua, cobijas, buen trato, fueron el mejor acompañamiento que se brindó a los cientos de migrantes que por la tarde reanudaron su peregrinar rumbo a Reynosa, Tamaulipas.

Cabe destacar, que todo el mes de abril en Reynosa el clima de violencia extrema ha dejado una estela de temor entre la población, con enfrentamientos armados, persecuciones y bloqueos de calles y avenidas cuyo saldo han sido varias decenas de asesinatos, por eso, no dejan de ser preocupantes los riesgos que enfrentaría la Caravana en tierras tamaulipecas ya que no se puede olvidar que ahí se perpetró la masacre de San Fernando donde fueron sacrificados 72 migrantes, crimen que permanece impune.

Sin embargo, en su arribo a Reynosa la Caravana pudo  llegar al albergue guadalupano de esa ciudad y al día siguiente se organizó una marcha hacia los márgenes del Río Bravo, resguardados por un fuerte dispositivo de seguridad, conformado por policías estatales y federales, ahí dejaron una ofrenda floral en la cruz del migrante, en memoria de los indocumentados caídos en su intento de cruzar a los  Estados Unidos.
Reynosa cuenta con  el Instituto Tamaulipeco de Atención al Migrante, el que con la Comisión Estatal de Derechos Humanos y las dos casas del migrante se encargaron de realizar una organización impecable, además de que la población civil se mostró muy hospitalaria y solidaria.

 En Reynosa se enfatizó que la permanente agresión y exterminio provocan que los migrantes, expresen  que desean transitar libremente para llevar de comer a sus hogares. No puede ya nadie detener a los migrantes. El estado mexicano los obligó a la clandestinidad del viaje; detenerlos, encerrarlos y deportarlos por parte del Instituto Nacional de Migración, es privación de la libertad, es una falta al derecho y dignidad humana, expresó el padre Pedro Pantoja que acompañó a la caravana hasta la ciudad fronteriza.

Es de destacar que  los migrantes más vulnerables, mujeres, niños y gays, que fueron 80 en total tuvieron libre tránsito hacia los Estados Unidos y 400 se quedaron en Reynosa, en una situación de incertidumbre, con la esperanza de que sus familiares  que ya radican en el otro lado los ayuden para cruzar la línea.

En conclusión, los organizadores de la Caravana Vía Crucis del Migrante, consideran que, ésta fue un éxito.



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