El grito del hambre y
la libertad
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Su baluarte es la
esperanza, su bastión es la valentía, ellos son mensajeros de la paz en busca
de la justicia, su lucha es por una vida digna, por su derecho al trabajo; la
Caravana del Viacrucis de Migrante integrada por más de mil peregrinos en su
inicio, entre ellos mujeres y niños permaneció cerca de 24 horas en nuestra
ciudad.
La caravana se
organizó y se puso en marcha para acabar
con las agresiones y abusos de los que son objeto los migrantes al cruzar por
México, su propósito es lograr que el gobierno de este país instaure políticas
públicas que garanticen sus derechos humanos, el libre tránsito y su seguridad.
Los defensores de
derechos humanos, encabezados por fray Raúl Vera y el asesor de la Casa del Migrante, el padre
Pedro Pantoja y un grupo de migrantes se entrevistaron con el gobernador Rubén Moreira, quien ofreció construir casas
de apoyo a lo largo del estado y 2 comedores para atender a los centroamericanos
así como a los deportados durante su tránsito por Coahuila.
Los migrantes que
integraron la Caravana, después de la entrevista con el gobernador, partieron a
Reynosa en 16 unidades de transporte. En el tránsito de los centroamericanos,
no deja de extrañar la ausencia y el silencio de los gobiernos de Guatemala, Honduras
y El Salvador entre otros, países que
expulsan a su población a causa de la hambruna, la falta de trabajo y la
miseria a la que son condenados sus habitantes, quienes se ven obligados a
emigrar pero estas autoridades reciben de manera inconsecuente las remesas y en
nada se preocupan por promover el bienestar de sus pobladores.
Cabe destacar que al
menos, el gobierno federal otorgó a los migrantes de la Caravana una visa u
“oficio de salida” con vigencia de 30 días para el caso de que
decidan retornar a sus países de origen o bien tomar otras rutas.
Sin protección, y
expuestos a toda clase de abusos por parte de delincuentes y de los falsos
servidores públicos -los que con acciones u omisiones- someten a
indescriptibles atropellos y agresiones a las personas que transitan sin los
documentos migratorios, requisito que en
las leyes vigentes apenas es considerado como una falta administrativa y que
por tanto no debería de ser criminalizada.
La solidaridad y la
empatía de los saltillenses para con la Caravana Vía Crucis del Migrante se hizo presente, hospedaje, alimentos, agua,
cobijas, buen trato, fueron el mejor acompañamiento que se brindó a los cientos
de migrantes que por la tarde reanudaron su peregrinar rumbo a Reynosa,
Tamaulipas.
Cabe destacar, que
todo el mes de abril en Reynosa el clima de violencia extrema ha dejado una
estela de temor entre la población, con enfrentamientos armados, persecuciones
y bloqueos de calles y avenidas cuyo saldo han sido varias decenas de
asesinatos, por eso, no dejan de ser preocupantes los riesgos que enfrentaría
la Caravana en tierras tamaulipecas ya que no se puede olvidar que ahí se
perpetró la masacre de San Fernando donde fueron sacrificados 72 migrantes,
crimen que permanece impune.
Sin embargo, en su
arribo a Reynosa la Caravana pudo llegar
al albergue guadalupano de esa ciudad y al día siguiente se organizó una marcha
hacia los márgenes del Río Bravo, resguardados por un fuerte dispositivo de
seguridad, conformado por policías estatales y federales, ahí dejaron una
ofrenda floral en la cruz del migrante, en memoria de los indocumentados caídos
en su intento de cruzar a los Estados
Unidos.
Reynosa cuenta
con el Instituto Tamaulipeco de Atención
al Migrante, el que con la Comisión Estatal de Derechos Humanos y las dos casas
del migrante se encargaron de realizar una organización impecable, además de
que la población civil se mostró muy hospitalaria y solidaria.
En Reynosa se enfatizó que la permanente
agresión y exterminio provocan que los migrantes, expresen que desean transitar libremente para llevar de
comer a sus hogares. No puede ya nadie detener a los migrantes. El estado
mexicano los obligó a la clandestinidad del viaje; detenerlos, encerrarlos y
deportarlos por parte del Instituto Nacional de Migración, es privación de la
libertad, es una falta al derecho y dignidad humana, expresó el padre Pedro
Pantoja que acompañó a la caravana hasta la ciudad fronteriza.
Es de destacar que los migrantes más vulnerables, mujeres, niños
y gays, que fueron 80 en total tuvieron libre tránsito hacia los Estados Unidos
y 400 se quedaron en Reynosa, en una situación de incertidumbre, con la
esperanza de que sus familiares que ya
radican en el otro lado los ayuden para cruzar la línea.
En conclusión, los
organizadores de la Caravana Vía Crucis del Migrante, consideran que, ésta fue
un éxito.
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