Horizonte ciudadano
La defenestración de Humberto Moreira
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Alguna vez, cuando inició su precampaña Enrique Peña Nieto, el precandidato del PRI a la presidencia de la República dijo: “Toda organización elige como sus dirigentes a quienes mejor representan sus ideales y aspiraciones”.
En el Comité Directivo Nacional del PRI, su presidente Humberto Moreira perdió por completo la representatividad y la legitimidad, por eso el 2 de diciembre tuvo que renunciar.
El ex gobernador de Coahuila pidió licencia como gobernador para ser dirigente nacional de su partido el PRI y obtuvo la constancia de mayoría el 8 de enero de este año para que ocupara el cargo en el PRI hasta el 2015.
Al presentar su renuncia a la dirigencia nacional del PRI, Moreira dijo que la razón para hacerlo es que no permitirá que una “guerra mediática” dañe al partido y, además, expresó que Enrique Peña Nieto “es la esperanza de México”; el profe pasó alto la enorme lista de irregularidades, falsificaciones, y engaños comprobados y que siguen emergiendo, siendo él el responsable de la operación en el gobierno estatal.
Beatriz Paredes, ex dirigente nacional del PRI y diputada federal, dijo que la renuncia de Moreira fue muestra de una actitud “limpia y viril”, y aseguró que todo el priismo nacional reconoce “el intenso trabajo” del coahuilense. Señora Paredes, limpio y viril sería que aceptara declarar ¿en dónde está el dinero? para eso se necesita hombría, que no ha asomado en él, lo que hemos visto son artificios, simulación, eluciones, encubrimientos y la elaboración de chivos expiatorios, en todo eso ha sido altamente eficaz.
Me parece que muchos coahuilenses disienten de las posiciones como las de la diputada Beatriz Paredes, porque sólo los interesados o los desinformados, los que no tienen datos sobre las dimensiones y consecuencias de la mega deuda y desastres que dejó y heredó la administración del profesor Moreira pueden estar de acuerdo en defenderlo a capa y espada, como lo hacen las cúpulas del PRI y las lideresas populares de ese partido.
Lo cierto es que Peña Nieto, quién no se había decidido a destituir a Humberto Moreira a pesar de las presiones, percibió que ya era insostenible su posición y que el profesor le estaba haciendo daño en sus aspiraciones a la Presidencia de la República.
Por eso, como lo informó la prensa, la dimisión de Humberto Moreira se acordó en Saltillo, precisamente en el día de la toma de protesta de su hermano mayor, Rubén, a quien Humberto heredó la gubernatura, en un acto insensato del que los coahuilenses pagamos las consecuencias y los Moreira también con un intenso y merecido desprestigio.
Los cuestionamientos a la probidad del profesor Moreira fueron incrementándose a media que afloraba la información sobre las irregularidades de la deuda pública que él pretende disminuir.
La fricciones por el control al interior del tricolor nacional han sido inocultables, con todo y que las declaraciones a favor de la unidad de ese instituto se ven disminuidas frente a las posturas de Manlio Flabio Beltrones, así como contra la política de coaliciones establecida entre el PANAL de la Gordillo y el partido Verde Ecologista, cuyo oportunismo político en ambos es más que inocultable.
Por lo pronto, para vergüenza de los coahuilenses, una vez más, por falta de rendición de cuentas otro gobernador es defenestrado ante la deuda descomunal de la que el clan Moreira se niega a reconocer sus dimensiones y consecuencias.
No obstante, queda claro que es justo el reclamo ciudadano contra el clan Moreira porque la contratación de créditos multimillonarios con documentos falsos fue una práctica común durante esa administración en la que los fraudes se remontan a los ejercicios presupuestales de 2008, 2009 y 2010.
Ahora es innegable que los priistas lo cobijarán bajo su manto de complicidad, que muy pronto esa protección aparecerá como fuero bajo una senaduría o una diputación plurinominal y que seguirá amparado por la impunidad que en este país prevalece, pero que quede claro, la renuncia no es suficiente los órganos de procuración de justicia deben seguir las investigaciones, que la SHCP no lo encubra, que la administración calderonista no lo exonere por connivencia, que no haya impunidad, conociendo a la clase política, esta es casi una imploración utópica, porque se encubren unos a otros.
Lo que se puede esperar es que con Enrique Pena Nieto en la Presidencia de la República, Elba Esther Gordillo sea la Secretaria de Educación Pública y que el ex gobernador corruptísimo, Arturo Montiel, pariente de Peña Nieto y hasta Ulises Ruiz y el Gober Precioso alcancen los huesos de los que están ávidos.
rosaesther80@gmail.com
miércoles, 7 de diciembre de 2011
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