viernes, 17 de julio de 2009

El voto caro

Vanguardia 17 - 06-09

Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez

El voto caro
Sin importar que se trate de una elección intermedia, que suele ser la menos concurrida, donde sólo se eligen diputados federales, el costo del voto ha alcanzado niveles históricos y de escándalo, cada voto representará un gasto de 45 dólares, es decir, 630 pesos si se toma la paridad a 14 pesos, según el cálculo de la organización Lupa Ciudadana.

En cambio, en Inglaterra se gastan 40 centavos de dólar por cada voto, mientras que Argentina solo gasta 25 centavos de dólar, afirma la organización. El costo del sufragio aumenta a medida que se eleva el abstencionismo.

Paradógicamente, cuando uno de los objetivos centrales de la reforma electoral de 2007-2008 fue abatir los costos de los comicios, México se mantiene como la democracia más cara de América Latina.

Según el parámetro del costo por voto, el país está 18 veces arriba del promedio que prevalece en el subcontinente,

Por otra parte, el informe de Fundaciones Internacionales Electorales para Sistemas (IFES, por sus siglas en inglés) sobre “la aplicación de la reforma electoral de 2007-2008 en México, desde una perspectiva comparada a escala mundial”, incluye un análisis del financiamiento público destinado a los comicios y los partidos, según el cual, el promedio que las naciones latinoamericanas destinan a este rubro es de 123 millones 226 mil 896 dólares, que contrasta sensiblemente con los 465 millones 21 mil 714 dólares que se canalizan en este país. México está 18 veces arriba del promedio que prevalece en América Latina, por lo que la democracia de México sigue siendo una de las más

Aunque el organismo internacional destacó que uno de los factores que dispara tanto la situación de México es que el reporte alude exclusivamente al financiamiento público, al que catalogaron como excesivamente alto.


Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) de la que acudieron152 observadores internacionales que estuvieron en todo el territorio nacional, informaron que 35 por ciento de las mesas de casillas se integraron por suplentes, es decir, que en tres de cada diez casillas había funcionarios sin ser entrenados para su tarea. Por lo que Dante Caputo, jefe de Misión de la OEA, sugirió al IFE simplificar las elecciones.

Caputo emitió categórico dos observaciones: falta de capacitación de funcionarios de casillas y el clientelismo electoral, del que manifestó que, se quedó “con la impresión de que éste juega un papel muy importante en México, es una parte importante en la formación del voto”, dijo.

Los cálculos sobre el costo del voto abundaron, me tocó presenciar una mesa de análisis conducida por Raúl Cremoux en la que se calculó que el costo del voto en esta elección fue 228 pesos, el que también fue visto como una exageración frente a los de otros países de América Latina, el ejemplo más socorrido es el de Argentina que está por debajo de un dólar.

Después de cada elección cada vez queda es más evidente que las campañas se distinguen por el dispendio, la parcialidad de las televisoras y el apoyo descarado de los Gobiernos a sus candidatos.
¿Cuánto avanzamos en calidad democrática en este 2009 con respecto a la elección presidencial de 2006?

Para el caso mexicano la calidad democrática pasa por evitar que el dinero -que, de hecho, ya controla la política- no tenga dueño evidente para el elector.

La pregunta merece un análisis meticuloso, pero hay tres retos explícitos de la reforma electoral más reciente en que, si es que dieron resultados, resulta evidente que el trabajo está inconcluso.
1. Evitar la guerra sucia. Esta parte de la reforma, la prohibición de campañas negativas, es la mejor muestra de los peligros de la demagogia legislativa.

La nueva exigencia constitucional, que incluye la revisión por parte del IFE de los spots de campaña, significó enormes costos administrativos para la autoridad electoral, el acartonamiento de las campañas, y la guerra sucia no se evitó. En todo caso, los ataques entre candidatos perdieron transparencia.

Hace tres años, era claro que Felipe Calderón atacaba a López Obrador de ser un peligro para México. Quien consideró el ataque infundado, falso o vil se lo cobró a Calderón; quien lo encontró creíble dejó de votar por López Obrador. ¿Qué hay de malo en esto?

En las campañas que recién concluyeron permaneció la guerra sucia, bajo nuevas vertientes. Ahora hay revistas que sorpresivamente tienen dinero para anunciarse en televisión en horario triple A para promover su nuevo ejemplar con información escandalosa sobre algún candidato.

Tuvimos guerra sucia y retroceso en materia de transparencia. Ojalá que los legisladores tomen nota para dar reversa a la pésima idea de querer evitar los anuncios de ataques entre candidatos.

Monitoreo de medios. Uno de los propósitos de la reforma electoral era invitar a los medios, particularmente noticieros de radio y de televisión, a ser equitativos en la cobertura de las contiendas electorales.

Se pensó que uno de los incentivos sería la publicación periódica, por parte de la autoridad electoral, del comportamiento de los canales de televisión en sus espacios noticiosos. Las apuestas de las televisoras en algunas candidaturas son tan grandes que fácilmente aguantan la miniexhibida del IFE o el castigo a toro pasado.

Para que los monitoreos sean un inhibidor un poco más creíble necesitan de publicidad. Una posibilidad es que el IFE use parte de los tiempos asignados para spots de campaña para publicitar el comportamiento de los medios electrónicos en materia de equidad del tiempo asignado a partidos y candidatos.

Aportaciones privadas. Siendo nuestro gran coco, es el elefante en la sala que no sabemos cómo sacar.

No hemos encontrado la manera de transparentar, en serio, el manejo del dinero en las campañas. Todos sabemos que los reportes de los partidos son una vacilada, pero no hemos encontrado la manera de solucionar el problema.

El principal tema de las campañas concluidas fue la lucha contra las bandas de delincuentes más peligrosas y, paradójicamente, si de algo podemos estar seguros es que ellos estuvieron entre los principales aportantes de los partidos.

En este proceso electoral algunas asociaciones de ciudadanos se organizaron para analizar las propuestas de los candidatos a diferentes cargos de elección. Tan importante o más que esto es que la sociedad se organice para fiscalizar cada peso gastado en campaña.

La calidad de nuestra democracia dará un salto cualitativo enorme en el momento en que sepamos de dónde salió y a dónde fue a dar cada peso gastado por los partidos.

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