Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán
Enríquez
El adiós de los
alcaldes
Se cierra un capítulo más de la historia de las presidencias
municipales de Coahuila. En algunas hay esperanza de cambios a favor de la
ciudadanía; en otras, la inercia del continuismo en el saqueo de los recursos
públicos y la impunidad, como ha sucedido históricamente en Torreón, Piedras
Negras, Frontera y Monclova, por mencionar algunos, y la inexistencia de la
rendición de cuentas se evidencian. Veamos.
Desde 2009, el Instituto Mexicano para la Competitividad,
A.C. (IMCO) evalúa la calidad de la información presupuestal de los municipios
del País sobre la base de un catálogo de buenas prácticas.
Esta evaluación se ha convertido en un punto de referencia
para las mejores prácticas en la calidad de la información presupuestal y de finanzas
públicas. La obligación de rendir cuentas del gasto público municipal está
contenida en el Título V de la Ley General de Contabilidad Gubernamental,
reformada en noviembre de 2012.
Este año, de los 366 municipios evaluados, sólo 10 se
encuentran arriba del 70 por ciento de calificación; 72 municipios están entre
27 y 58, y 284 quedan por debajo del 25 por ciento. El 97 por ciento de cada
100 municipios están reprobados en transparencia y rendición de cuentas, ya que
incumplen al difundir en sus páginas las normas contenidas en la Ley General de
Contabilidad Gubernamental.
Todos los municipios de Coahuila que fueron evaluados en la
muestra quedan abajo del 30 por ciento. Piedras Negras alcanza un 27 por
ciento; Monclova el 23; Nava, Arteaga, Torreón, logran un 22; Frontera y
Matamoros 20; Saltillo 18; Ramos Arizpe 17, y Castaños apenas llega el 15 por
ciento en trasparencia presupuestal. A pesar de que los municipios gastan más
en salarios y en deuda pública, reprueban a la hora de transparentar sus presupuestos.
De manera que, subrayo, esta evaluación refleja que la
opacidad, la falta de rendición de cuentas es una cultura de la administración
pública de Coahuila y no hay quien la combata. A nadie extraña, pues, la
“megadeuda”; lo que sí sorprende es que Jericó Abramo Masso informe que se
pagaron los créditos bancarios y dejará una ciudad con cero deuda pública, ¿se
equivocaría el IMCO en su evaluación en transparencia presupuestal respecto a
Saltillo?, ¿se equivocó cuando, hace unas semanas evaluó al Gobierno de
Coahuila y éste resultó reprobado en rendición de cuentas y transparencia?
Los que conocen por dentro al aparato gubernamental, estatal
y municipal, sostienen que en la administración municipal la deuda a
proveedores supera los 99 millones de pesos y que las cuentas por pagar, al
menos a octubre de este año, comprenden varias decenas de millones más. ¿Cuál
es la realidad?
El Alcalde de Saltillo presentó su último informe, y como
antes dijera Jorge Torres López, actualmente prófugo: “Hoy, Coahuila es otro”,
Abramo dice: “Saltillo es otro”. Estamos en “Jericolandia” y es poco decir, con
la nueva forma de gobernar.
En cuestión de seguridad pública: “Impartimos cursos sobre
derechos humanos al 100 por ciento de nuestros policías”, ¿y por qué será que los
migrantes han presentado denuncias formales, aún en el ámbito internacional a
organismos defensores de derechos humanos porque los policías municipales los
golpean, los roban, los torturan?; ¿será que los policías le hacen al zopenco
en ese aprendizaje?
En el Plan de Desarrollo Municipal, 2010-2013, Abramo
ofreció dotar a Saltillo de un Centro Histórico digno (CH, p 53), como bien lo
documentó VANGUARDIA (22-11-13 / 23-11-13) y los comerciantes de esta zona lo
afirman: “No hay políticas para conservar y proteger el CH. El casi exalcalde
ofreció reducir el perímetro del CH y se hizo, pero hasta ahí llegó y una gran
parte de CH está en ruinas.
También fue sorprendente que Rubén Moreira no haya estado
presente en el Informe de Jericó. ¿Por qué? “Chema” Fraustro no era el
representante adecuado para la despedida de Jericó como Alcalde de la capital
del Estado. Habría que recordar que cuando asumió el cargo estuvieron
exgobernadores y priístas de primer nivel, ¿por qué ahora le restan
reconocimiento?
En conclusión, Coahuila es un buen ejemplo de la anarquía.
Los funcionarios públicos hacen exactamente lo que quieren y la mayoría se van
sin rendir cuentas, no obstante terminan casi como héroes en sus municipios. ¿Y la Auditoria Superior del Estado? Está
pintada.
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