lunes, 30 de junio de 2008

De marchas y sordera (Agua en La Laguna)

Por Luis Felipe Rodríguez

El martes 24 de Junio se celebró una marcha ciudadana en defensa del agua convocada por diversas organizaciones civiles. Congregados en el Monumento a Miguel Hidalgo, marcharon cientos de laguneros de Torreón a Gómez Palacio, para retornar y realizar un mitin informativo frente a las oficinas de CONAGUA. A pesar de las inclemencias del tiempo, el éxito de la marcha es un reflejo de la gravedad del problema de salud pública y de el futuro ominoso que nos espera de no actuar a tiempo en la atención a los llamados de alerta que la naturaleza nos manda, y de que la ciudadanía ha dicho ¡basta!, y se dispone a luchar por salvar del desastre ecológico a la Laguna. El objetivo básico de esta marcha consistió en manifestar a las autoridades responsables del manejo del agua, y a todas aquellas relacionadas con la salud y el cuidado del medio ambiente, la decisión de la ciudadanía lagunera de levantar la voz para exigir la aplicación inmediata de políticas públicas tendientes a detener el inminente colapso de la región lagunera, generado por el actual modelo de producción agroindustrial basado en un uso depredador del recurso agua en detrimento de la población y de las actividades productivas industriales, comerciales y de servicios.

A pesar de las innumerables llamadas de atención del riesgo ecológico en que nos encontramos en diferentes etapas, luchas, coyunturas y foros por parte de las organizaciones ambientalistas, de derechos humanos, del sector académico, de los medios de comunicación, y de la ciudadanía en general, no hay quien escuche y atienda con la firmeza y responsabilidad que las dimensiones del problema que la sobreexplotación de los mantos freáticos ha ocasionado en la salud de la población, y en la viabilidad de un futuro sustentable para la región.

Las tímidas respuestas esbozadas por las diversas autoridades gubernamentales relacionadas con el cuidado del ambiente, del recurso agua, de la salud y de la vida económica y social de la región, son francamente de una ignorancia, desfachatez, cinismo, o de plano de una complicidad criminal con los responsables principales de proceso progresivo de envenenamiento colectivo de la población por el arsénico, el cual transita libremente por cada una de las tuberías que lo conducen a cada hogar lagunero. Y aquí no hay quien se salve, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; todos nosotros expuestos al veneno silencioso.

¿Hasta cuando? Es difícil pensar que las autoridades gubernamentales en sus diferentes niveles y áreas de responsabilidad actúen y rectifiquen sus acciones y omisiones y apliquen la ley, ellos tienen los mecanismos, instrumentos y el poder para reorientar el rumbo, ponerse de lado de la ciudadanía por el bien de todos. Aún es tiempo de que las elites de la burocracia y la política puedan pasar a la historia como políticos y funcionarios activos, sensibles y consecuentes en la solución inmediata y de largo plazo de las necesidades y problemas de su pueblo y de su entorno. Y de que las diversas organizaciones empresariales actúen en defensa de la economía regional y de su propia existencia, dentro de un espacio económico con ventajas competitivas y de atracción de inversiones externas e internas. ¿Que ofrece la región al mundo de los negocios en estos tiempos? Solo desolación, desesperanza, enfermedad, contaminación y deterioro ecológico. El optimismo gubernamental y empresarial sobre el diagnóstico actual de la región, o se funda en la ignorancia, información a medias o de plano en un desinterés y una rentabilidad económica cortoplacista, que de seguir en la pasividad sus sueños se convertirán en una real y tangible pesadilla.

El apoyo de la ciudadanía y de las organizaciones civiles en el diseño, implementación, control y evaluación de las políticas públicas necesarias para el rescate de la región será una realidad en caso de que el gobierno actúe en consecuencia. De lo contrario solo la organización y participación ciudadana en sus diferentes formas recordará -más temprano que tarde- a las autoridades correspondientes que en primera y en última instancia son servidores públicos, y que nosotros somos ciudadanos y no siervos. El futuro de la región esta de por medio. A luchar por ella.

Luis Felipe Rodríguez: luferod@hotmail.com

Economista, nacido en Torreón (1956). Ha colaborado en los principales diarios locales, y en revistas y periódicos universitarios con artículos, reseñas y ensayos sobre temas culturales y de interés general.

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