Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Freno a la exclusión en las universidades
En Saltillo hemos tenido una
hermosa semana, con un clima ideal y la visita invaluable de la lluvia que
propicia paisajes de esplendor en nuestras lindas montañas; disfrutemos el fin
de la primavera y la llegada del verano.
De nuevo, esta semana los jóvenes
que fueron rechazados en la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional se
manifestaron en las calles del Distrito Federal para exigir la instalación de
una mesa de negociación para resolver el problema anual
de los rechazados de las universidades públicas.
Los manifestantes se sumaron a la convocatoria del Movimiento de
Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes),
organización que negocia ante la Secretaría de Educación Pública para que se
garantice el derecho a la educación media superior y superior pública, gratuita
y de alto nivel académico para todos los jóvenes que lo soliciten y que hayan
concluido el nivel inmediato anterior.
Los jóvenes del Maes también reclaman
que se aumente la matrícula y se construyan nuevas universidades que ofrezcan
educación de excelencia en las
instituciones de educación superior; que se cancele el examen de admisión como
requisito para el ingreso y se instaure un nuevo procedimiento en base a la
justicia y la equidad y también que se aumente el presupuesto para este nivel
educativo.
Es trágico que cerca de 200 mil
aspirantes a la educación superior sean rechazados tan solo en el Distrito
Federal. Pero también en la Universidad Autónoma de Coahuila, ya es tradición
que el 50 por ciento de los aspirantes que presentan examen de admisión
finalmente quedan fuera, son más de 10
mil los rechazados.
Lo que queda perfectamente claro
es que las universidades están desubicadas, se han desentendido de su responsabilidad social, han dejado de lado
que son actores sociales que deben contribuir a transformar y a hacer este país
más humano y más fuerte, pero ahora sólo
buscan formar profesionistas y no ciudadanos y esa es una anomalía dentro de la
vocación universitaria.
Por desgracia, el mercado ha
tocado muy profundamente a las universidades y lo que toca el mercado, que es
absoluto y feroz, lo descompone. Con la instalación en el poder de los
gobiernos neoliberales, la educación superior se ha convertido en un elemento que
acentúa la desigualdad social: mala educación para los sectores vulnerables y
buena educación para los acomodados. Estas nuevas reglas que ha impuesto el
mercado, han hecho que se oscurezca el sentido último de las universidades y
éstas voltean hacia la nada para no hacerse responsables de buscar una mínima
solución ante la desesperación y el desasosiego de millones de jóvenes que
sucumben en busca de estudio o trabajo.
Las universidades públicas están
inmovilizadas y siguen sin pronunciase en torno al modelo de educación que
requiere el país y sin generar una oferta académica que responda a las nuevas
necesidades de la sociedad y del mercado, en la mayoría de los casos se
conforman con ser fábricas del el desempleo.
Las universidades públicas están
abstraídas, hundidas en su catástrofe, se mantienen como en un autismo
institucional, alejándose de la esencia de la autonomía universitaria que
antaño se expresaba como una legítima inteligencia colectiva, como generadora
de una masa crítica y de una cultura contestataria y un faro que hacía valer la
verdad y la libertad del pensamiento.
Es cierto que las universidades
públicas enfrentan apremios financieros a causa de las inequidades en la
asignación del subsidio federal y estatal por alumno, así como pasivos
financieros acumulados a causa de la rigidez de los esquemas de pensiones y
jubilaciones e igualmente procesos de lenta renovación de la planta académica,
además de trabajar con salarios bajísimos, pero hacen poco o nada para ofrecer
alternativas a los aspirantes a una carrera de educación superior y poner freno
a la exclusión.
Posdata
¿Qué regresa el gran cínico? El
PRI de Peña Nieto es capaz de todo. Si convirtió el Pacto por México en un
Pacto contra México, que permita el regreso de Humberto Moreira será peccata
minuta.