lunes, 31 de agosto de 2009

Publicado en VANGUARDIA
Agosto 28 de 2009



Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez

La mala educación


Como la humedad, la violencia se trasmina y afecta al sistema educativo mexicano. Esta situación se suma a los problemas de infraestructura y la baja calidad educativa. Este fenómeno constituye un obstáculo más para mejorar los resultados escolares de nuestro país.

La violencia en las escuelas representa una gran amenaza para el éxito y el buen desempeño académico de los estudiantes, ya que si ellos no se sienten seguros y protegidos será muy difícil que se puedan concentrar en el aprendizaje.


La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias, nos rodea, nos acorrala y la mayoría de las veces, como una presencia invisible acompaña nuestras interacciones diarias.


La violencia escolar es particularmente específica ya que el espacio de victimización es la escuela, el lugar en donde se desarrolla el proceso educativo y los participantes de la violencia pueden ser los alumnos, ante ello el personal docente se muestra vulnerable al no poder controlarla, lo cual conduce a una permisividad y agravamiento de los comportamientos violentos.


De manera que, en las escuelas las relaciones interpersonales entre los estudiantes, niños y jóvenes pueden causar daño, generando malestar y sufrimiento al ser maltratados de manera sistemática.


El maltrato en las escuelas abarca no sólo golpes, sino ridiculizar, humillar, amenazar, aislar a un compañero, burlarse de ella o él, esconderle objetos, obligarle a actuar contra su voluntad, estas son formas de violencia que se identifican como Bullying.


Los niños o adolescentes que son intimidados experimentan un sufrimiento real que puede interferir con su desarrollo social, emocional y su rendimiento escolar y quienes lo ejercen están aprendiendo conductas antisociales que poco les ayudarán en el futuro.


Bullying es un término inglés que significa, maltrato, intimidación, amedrentamiento ocasionado intencionalmente a una persona en el ámbito escolar. El maltrato puede ser físico o verbal, las consecuencias para las víctimas suele ser la inseguridad, el fracaso en el rendimiento escolar, ansiedad, fobia a la escuela, baja autoestima, cuadros depresivos y puede haber casos en los que se llega al suicidio.


A nadie asombra la violencia sistemática, el maltrato o la intimidación entre estudiantes, pero lo que sí causa escozor son los casos de abuso sexual que se han presentado en Coahuila y que aparentemente quedarán impunes.


Al menos tres casos de abuso sexual, presuntamente cometidos por profesores en Coahuila, podrían quedar impunes porque los padres de familia han decidido no denunciarlos. El secretario de educación estatal manifestó que la dependencia a su cargo detectó cinco casos de agresión sexual a menores, de los cuales únicamente se denunciaron dos.


El abuso sexual no es exclusivo de Coahuila, en el Distrito Federal, se ha denunciado que en las escuelas se registran un promedio de 2 abusos sexuales a menores por mes, ahí se ha identificado que los principales responsables son los conserjes, pero en Coahuila se acusa a profesores.


El Foro de Abogados de Coahuila, demanda que el congreso local legisle para que el delito sea perseguido de oficio, dada la trascendencia social de esos actos, que de no ser castigados, el agresor los seguirá cometiendo.


Ya hemos comentado en este espacio la deplorable formación que exhibe buena parte del magisterio de educación básica, la cual fue probada en los sucesivos Exámenes Nacionales de Conocimientos y Habilidades Docentes, no obstante, las autoridades de la SEP y sus delegaciones en los estados, debieran de estar diagnosticando ya la gravedad del fenómeno en el estado y en el país, aunque reconozco que al menos en la UNAM, hay avances importantes en este sentido y propuestas para remediarlo.


Prevenir y erradicar las conductas violentas en el ámbito escolar supone un esfuerzo importante de coordinación entre todos los miembros de la comunidad educativa: directores, maestros, padres de familia psicólogos escolares y en general el personal que labora en la institución, las actividades posibles van desde las estrategias de prevención hasta la intervención propiamente dicha cuando se presenta algún episodio violento.


Tanto los aspectos estructurales como la dinámica de una institución son importantes a la hora de explicar y prevenir los abusos. Resulta significativa la existencia de normas de conducta establecidas: es necesario que alumnos y maestros conozcan y mantengan un código de pautas de convivencia y acciones claras a tomar si el código no se cumple, porque, es responsabilidad de todas y todos trabajar para mejorar la convivencia en la escuela y asegurar un clima de armonía que realmente apoye la educación integral en los planteles.