viernes, 28 de enero de 2011

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

¡Ojo! ¿Hasta dónde llegan las ludopatías?

En este país ya suman millones las personas identificadas como ludópatas, gentes adictas a los juegos de azar, hombres y mujeres que son incapaces de detenerse y decir, no.
La ludopatía es un problema que VANGUARDIA ha abordado desde diferentes ángulos a través de varios años porque se han presentado casos de saltillenses que han llegado al suicidio por quedar en la miseria gracias a su adicción al juego.
Saltillo, ciudad tradicionalista de gente trabajadora, últimamente está cambiando y lo más preocupante es que no se trata de una transformación positiva, sino todo lo contrario.
El número de casinos que operan en el Estado ha aumentado, en ciudades como Monclova, Sabinas, Múzquiz, Torreón, Piedras Negras y otras los casinos proliferan, todavía no ha habido crisis económica que detenga su incremento y el frenesí de los jugadores que esperan, con un golpe de suerte, salir de pobres.
Desde que la Secretaría de Gobernación, a cargo del "supremo benefactor de los casinos", Santiago Creel Miranda, otorgó en 2005 a diversas empresas, entre las que destaca Televisa, licencias para que operaran durante 25 años más de 200 centros de juego en varios estados de la República, la construcción de casas de casinos ha disparado su número en nuestra entidad.
En nuestra comunidad se habla ya de la ludopatía, la adicción a los juegos de apuestas, como un fenómeno social y de salud pública emergente que además registra un rápido crecimiento. A esto habrá que sumar el problema del sobrepeso de la población y el incremento del consumo de drogas entre los jóvenes.
Me pregunto si autoridades y ciudadanía somos conscientes de las implicaciones y consecuencias sociales de estos fenómenos y tendencias.
En uno de los testimonios que VANGUARDIA publicó el año pasado la jugadora manifestaba que: “enloqueces, le hablas a las máquinas, las besas; uno anda desesperada porque le dé dinero”. Y lo más dramático es que las mujeres abarrotan los casinos y la incidencia ya es de uno a uno por sexo.
Según las descripciones de los reporteros es impresionante la actitud de los clientes sentados frente a esas máquinas. Absortos y en silencio, hombres y mujeres, jóvenes y maduros limitaban toda su actividad física y mental a oprimir mecánicamente una y otra vez el botón que ponía en movimiento el juego en la pantalla, es una obsesión continua por jugar y conseguir dinero para seguir jugando; el ludópata tiende a jugar mayores cantidades de dinero o durante mayor tiempo del que había planeado antes de ir a jugar.
Según el Centro de Tratamiento Compulsivo, Ludopatía Samadhi que funciona en Chihuahua, en México hay 2 millones 200 mil ludópatas y en Coahuila suman 25 mil; la entidad con mayor incidencia de esta adición es Nuevo León con 180 mil, le sigue Jalisco con 150 mil.
De acuerdo a la opinión del director del centro, Ludopatía Samadhi, Javier González Herrera, ellos ya están trabajando con el Congreso local de Chihuahua para impulsar una reglamentación que permita a los jugadores informarse acerca de lo peligroso que puede tornarse el juego cuando se convierte en una enfermedad.
Según los especialistas, el enfermo engaña a los miembros de la familia u otras personas para ocultar el grado de su problema y para controlar el juego puede llegar a cometer actos ilegales como falsificaciones, fraude, robo o abusos de confianza para financiar su adición patológica.
Los casinos en Saltillo suelen estar atiborrados de hombres y mujeres que pierden dinero y dignidad ante una máquina tragamonedas, en un juego que tristemente nada tiene que ver con desarrollar una sociedad pensante, reflexiva y emprendedora.
Es lamentable que, a pesar de la proliferación de casinos en muchas ciudades del país y de Coahuila, aún no existan políticas gubernamentales para atender el problema de ludopatía que se ha generado y que ya es de salud pública. El Sector Salud hasta ahora se ocupa de la adicciones al alcohol y la droga, pero ya es el momento de que abran los ojos y volteen hacia esta adicción y se haga algo al respecto.




Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez

Patrones de impunidad

De nuevo esta semana México es impugnado internacionalmente por sus omisiones en cuanto al resguardo de los derechos humanos de sus ciudadanos de los que es garante, y Coahuila aparece en la lista de las entidades cuyas autoridades permanecen impávidas ante la creciente anarquía legal.
La organización civil Human Rights Watch (HRW) cuestionó en su informe anual el aumento de los abusos cometidos por el Ejército mexicano durante los operativos de seguridad pública y la responsabilidad del Gobierno en la violación a los derechos humanos de los migrantes.
En el reporte de la organización internacional advierte que civiles, defensores de derechos humanos e indocumentados son atacados deliberadamente por grupos delictivos y miembros de las fuerzas de seguridad bajo el desamparo de las autoridades federales.
HRW sostiene que, "Los militares mexicanos continúan cometiendo serios abusos en operaciones de seguridad pública, como ejecuciones, torturas y violaciones sexuales y aquellos responsables virtualmente nunca rinden cuentas”.
La organización ilustra los abusos cometidos por las fuerzas castrenses con el caso de Martín y Bryan Almanza, de 9 y 5 años de edad, quienes fueron asesinados en abril de 2010 cuando el automóvil en el que se trasladaban fue alcanzado por disparos al pasar un retén en Tamaulipas.
El Ejército alegó que se trató de un enfrentamiento armado entre soldados y delincuentes. Sin embargo, una investigación posterior de la CNDH reveló que los militares habían manipulado la evidencia encontrada en el lugar de los hechos y que los responsables de estas muertes eran soldados.
Según el informe anual de HRW desde 2007, la CNDH ha reportado 65 casos de abusos cometidos por las Fuerzas Armadas y, durante el primer semestre de 2010 recibió más de mil 100 quejas adicionales de violaciones a las garantías individuales.
También, ese organismo establece que los indocumentados que cruzan por territorio mexicano para llegar a Estados Unidos no sólo están desprotegidos por parte de las autoridades, sino que en ocasiones son éstas las que violan sus derechos y reporta que desde el año 2007, un total de 350 funcionarios, casi el 15 por ciento del personal, han sido despedido por presuntos vínculos con el crimen organizado y delitos como la trata de personas.
HRW indica que los gobiernos tratan con guantes de seda a los abusadores, aceptando las racionalizaciones y excusas de sus funcionarios permisivos o represivos sustituyendo la presión para promover el respeto a los derechos humanos con métodos más suaves como el “diálogo” privado y la “cooperación”, en lugar de manifestarse con firmeza contra los líderes abusivos muchos gobiernos adoptan políticas que no generan presión para el cambio.
El informe también se refiere a la pasividad y omisión de las autoridades frente a las agresiones contra los medios de comunicación y periodistas que han realizado investigaciones vinculadas con el narcotráfico o han asumido una actitud crítica frente a las fuerzas de seguridad y las autoridades y menciona específicamente a los de Coahuila y Sinaloa, entre otros, que han sido atacados y perseguidos; entre 2007 y octubre de 2010, fueron asesinados 35 periodistas y otros 8 se encuentran desaparecidos y se presume que no estarían con vida, pese a que los riesgos se incrementan, agrega HRW, las autoridades no han investigado ni juzgado adecuadamente a los responsables ni han brindado medidas de protección a periodistas que están expuestos a graves riesgos, y esto ha propiciado un clima de impunidad y autocensura.
El informe refiere que las autoridades mexicanas incumplen sistemáticamente su obligación de brindar protección adecuada a los defensores de derechos humanos.
HRW sostiene que el derecho mexicano no ofrece una protección adecuada a las mujeres y niñas contra la violencia doméstica y el abuso sexual. El 90 por ciento de las mujeres que han sufrido violaciones de derechos humanos no denuncian estos hechos a las autoridades, y quienes los denuncian generalmente se enfrentan a una actitud de sospecha, apatía y menosprecio. Esta falta de denuncia frustra la promoción de las reformas legales necesarias y perpetúa la impunidad de la violencia contra mujeres y niñas. Acabamos de presenciar la burla de Peña Nieto y los priístas ante el incremento de feminicidios en el Estado de México.
Aquí están las evidencias. Tenemos gobiernos ciegos y sordos ante los reclamos de los derechos humanos de los ciudadanos y Coahuila va al frente en algunas de estas denuncias.





viernes, 21 de enero de 2011

Un obispo incómodo

Un obispo incómodo
Rosa Esther Beltrán
·
· Enero-2011
· ¡Basta, no más sangre!
Precisamente ahora, cuando se presenta en todo el país un agrio reclamo a Enrique Peña Nieto por haber desdeñado autoritariamente, y con el voto corporativo de las directoras de los institutos de las mujeres -de entidades gobernadas por el PRI-, la solicitud de Alerta de Género en el Estado de México, fray Raúl Vera López, obispo de Saltillo, fue el domingo pasado a la ciudad de Chihuahua para encabezar y acompañar solidariamente a las organizaciones civiles que con una marcha de protesta y una misa conmemoraban el primer mes del asesinato de la activista Marisela Escobedo Ortiz, quien fuera abatida a balazos frente a la sede del Poder Ejecutivo de esa ciudad.

Fray Raúl pidió perdón por la insensibilidad que quizá haya contribuido, dijo, a que la injusticia se ensañe y aparentemente prevalezca contra el justo. Igualmente enfatizó que “Chihuahua vive una emergencia humanitaria” por la violencia que dejó 5 mil 212 muertos en 2010, de los cuales 442 fueron mujeres, y añadió: “Me sumo a sus exigencias de poner alto a la violencia contra las mujeres y de que se establezca la Alerta de Género; así como al reclamo de frenar las violaciones de derechos humanos cometidas por los cuerpos policiacos y el Ejército, que incluyen desapariciones forzadas y uso de la tortura como método para extraer información o arrancar confesiones”.

El Obispo recordó también el reciente asesinato de la activista Susana Chávez, la poetisa que hizo suya la campaña “Ni una muerta más”.

La voz de don Raúl discrepa con respecto a la del Episcopado mexicano y la del resto de los ministros religiosos, católicos o no, aunque por supuesto hay excepciones.

Un ejemplo ilustra esta aseveración: ayer la prensa nacional publicó la foto del cardenal Norberto Rivera, compartiendo el pan y la sal con Marta Sahagún y con uno de los hombres más ricos de México, Roberto González Barrera, presidente de Banorte, sólo con la high life; a la chusma, de lejos. La mención de esa foto es oportuna porque ayer mismo el sacerdote defensor de los migrantes, Alejandro Solalinde (una de las excepciones), le reprochó al cardenal Rivera su ausencia, el que no se involucre en el apoyo a los migrantes y le solicitó volver a lo suyo: servir a la gente.

Otro hecho que muestra que la voz de don Raúl Vera y la de las y los ciudadanos organizados que reclaman justicia frente a la ineficiencia de los aparatos de justicia y el autoritarismo de Peña Nieto en su negativa a establecer la Alerta de Género en la entidad que dice gobernar, es que seis mujeres premiadas con el Nobel de la Paz condenaron el incremento de los feminicidios y la falta de protección a los y las defensoras de los derechos humanos en este país.

En su visita a Chihuahua, el Obispo de Saltillo enfrentó con humildad cierta actitud de hostilidad por parte de la jerarquía local, el arzobispo Constancio Miranda quien, en una llamada telefónica, le recordó a fray Raúl sobre el respeto que deben guardar a los territorios de las Diócesis y solicitar el permiso correspondiente para poder asistir a otros lugares, como en este caso.

Parece que el señor Constancio no tiene noticia de que por sobre las leyes de la Iglesia Católica está nuestra Constitución, que establece la libertad de tránsito y de expresión para todo mexicano, y fray Raúl lo es.

Monseñor Vera se define como un religioso evangelizado por los pobres y no como un evangelizador de los pobres, además afirma que como fraile dominico se identifica con una dimensión social y comprometida con la comunidad, y así empezó a andar con los más pobres, primero en Guerrero, después en Chiapas y ahora en Coahuila, no sin antes pasar por otras comunidades del país que lo evangelizaron.

Es muy raro encontrar en México obispos que sepan oponerse a sus compañeros cuando la verdad, la justicia y la ayuda a los débiles lo exigen, pero más extraño resultan las convicciones de don Raúl en el contexto mexicano de impunidad.

El Obispo sostiene que para servir a la Iglesia no basta con hablar, que el compromiso debe ser ponerle un piso a la esperanza, y él lo hace articulando prioritariamente su actividad en la defensa de los derechos humanos.

Dos mujeres saltillenses

Dos mujeres saltillenses

Rosa Esther Beltrán
·
· 21-Enero-2011
· ¡Basta, no más sangre!

Este mes dos distinguidas mujeres saltillenses emprendieron su viaje definitivo hacia la eternidad, se fueron pero dejaron una estela de ejemplos y trabajo solidario para la comunidad de esta ciudad.

Yolanda Campos López fue una mujer con un perfil atípico, en el sentido de que jamás se sometió a los convencionalismos sociales. Ella fue una mujer casada, madre de seis hijos; ellos manifiestan que no fue una mamá clásica, que si algo la definió fue su inagotable inconformidad con lo establecido y de quien, ellos dicen, aprendieron a descubrir lo intangible, a ver más allá de las imágenes, a escuchar más allá de las palabras.

La inteligencia de doña Yolanda la dotó de un fino espíritu crítico; sus hijos lo vivían día a día pues los confrontaba con la realidad a fin de hacerlos conscientes de que las decisiones que tomaban en su vida los hacían incuestionablemente responsables de sus aciertos o errores.

Seguramente el haber sido hija de uno de los primeros comunistas de Saltillo, don Casiano Campos, fundador aquí del Partido Popular Socialista, la marcó definitivamente, de manera que vivió siempre preocupada, inquieta por los problemas políticos y sociales de nuestra patria y de esta ciudad.

Fue una de las primeras alumnas mujeres del Ateneo Fuente, y presuntamente por sus ideales e ideas socialistas y los de su padre haya salido del bachillerato, ya que en ese tiempo los comunistas eran estigmatizados, y rechazados, aunque eso no le impidió continuar sus estudios en el Colegio Roberts, y toda su vida fue estudiante y profesora.

Su perfil de luchadora social y política se plasmó en su participación en varios partidos políticos, participó en el movimiento estudiantil del 68, fue regidora, defensora de los derechos humanos de las mujeres, fundadora y dirigente de organizaciones civiles, poetisa y practicante de yoga toda su vida, además fue editorialista durante varios años en VANGUARDIA.

Es imposibles describir en unas cuantas líneas el perfil polifacético de doña Yolanda, defensora vehemente de la igualdad y de la libertad, poseedora también de una bella voz, lo que le permitió estudiar música.

Ella condenaba la situación de pobreza y falta de educación que padece este País, pero sobre todo, fue una mujer que amó entrañablemente a esta ciudad.

Otra mujer que se empeñó toda su vida en defender los derechos humanos de los grupos más vulnerables en Saltillo fue doña Herminia Mireles MedranoLa señora Herminia formó parte del grupo Pro Defensa de los Derechos Humanos de Saltillo, A.C.

Ella era una trabajadora social que acudió durante muchos años a auxiliar a los internos en los reclusorios de la ciudad. Desde la década de los ochenta, la señora Mireles jamás cerró su puerta a las personas que enfrentaban problemas legales en su defensa y le solicitaban ayuda; incansable en su generosidad, prestaba su casa que para el grupo de derechos humanos sesionara y trabajara.

Sin duda, doña Herminia fue una vigilante de la justicia social en su ámbito de influencia. Otro dato importante de su trabajo como activista es que se desempeñó como consejera en la Comisión de los Derechos Humanos de Coahuila en el arranque de ésta, que fue de 1992 a 1995.

Estas dos mujeres, Yolanda Campos López y Herminia Mireles Medrano, fueron dignas representantes de la desesperada esperanza.

Ellas supieron ser desobedientes cada vez que recibieron órdenes que humillaban su conciencia o violaban su sentido común.

Fueron obstinadas para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.

Ellas fueron capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas, las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. Hasta luego Yolanda; hasta luego Herminia.

El próximo día 28 a las 6 p.m. se rendirá un homenaje a estas dos mujeres saltillenses organizado por parte del Consejo Ciudadano Permanente, la cita es en Hidalgo sur 449.